lunes, 24 de octubre de 2011

UN POCO DE AUTOCOMPASIÓN

.




Por qué, si podemos ser amables y comprensivos con los demás, nos cuesta darnos una palmadita en la espalda a nosotros mismos?
El conflicto puede estar asociado a la autoexigencia. Culturalmente, incluso, pesa sobre nosotros la demanda de superación, la exigencia de no ser débiles. 



Si podemos aceptarnos como personas imperfectas entonces llegaremos a tenernos mayor tolerancia. Es un gran paso, también, al autoconocimiento. Reconocer nuestras virtudes y defectos. Saber que hay cosas para las que somos buenos y otras que no se nos dan tan bien; por lo tanto, será lógico que nuestros resultados no sean siempre de nivel de excelencia.
Estudios demuestran que las personas autocompasivas, tienen una menor propensión a la depresión y la ansiedad. Esto se traduce en personas más felices y optimistas. Más contentos consigo mismos. Así como queremos a los demás con sus virtudes y defectos, podemos querernos a nosotros. Darnos la oportunidad. Confiar.
Desde ya que no se trata de no tener fuerza de voluntad o de justificarnos todo. Como siempre, los extremos no son buenos. Hay que intentar encontrar la dosis justa de autocrítica y tolerancia.







No hay comentarios:

Publicar un comentario