domingo, 16 de octubre de 2011

Tiempo perdido

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Es aquel en el cual no nos entusiasma ya nada,
ni disfrutamos tampoco de nada, ni amamos a nadie.


¿Tiempo perdido?

Aquél en el cual cruzamos por un lugar o un momento,
sin tener plenamente conciencia de ello por estar
siempre añorando al otro tiempo: al ya muerto,
o preocupándonos por aquél que aún no ha nacido.


¿Tiempo perdido?

Aquél en el cual no se aprende ya nada,
ni damos nada, ni esperamos nada de nadie;
aquél que construimos con mil esperanzas amortajadas
o tan sólo un intento fallido.


¿Tiempo perdido?

Aquél en el cual nos culpamos de todo, odiamos a todos
y sufrimos de todo, permitiendo que un miedo tonto
o un abrupto enojo nos convierta en un individuo vencido.


¿Tiempo perdido?


Aquél que, de repente y sin darnos cuenta,
ya se ha ido por guardar avariciosamente
una espontánea sonrisa, un dulce "te quiero",
Un esperado perdón o un olvido.


¿Tiempo perdido?

Aquél en el cual decidimos guardar tras un viejo armario
el respeto a los demás o a nosotros mismos y en el que,
además, cínicamente gritamos: "¡Que bien a mí me ha ido!"


¿Tiempo perdido?

Aquél que se aparece en el umbral de nuestra muerte
y al cual le echamos la culpa de todo lo que fallamos
o de la mala suerte, en vez de reconocer que a Dios
lo pusimos siempre de lado y en un lugar escondido.


¿Tiempo perdido?

Aquél que, tú y yo, permitamos que siga fluyendo
sin mayor conciencia, amor o esfuerzo,
evitando de esa forma que nuestro ser pueda
al cien por ciento vivirlo











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