Porque hay días buenos y días peores. Días blancos y días negros. También hay días grises, que, en su mayoría, se borran de tu recuerdo como la neblina que pasa. Hay días que te levantas con energía, y días en que la cama se pega a ti impidiéndote abrir siquiera un ojo. Días en que todo sale bien, perfecto; y días en que todo está torcido, y todas las esperanzas se vienen abajo. Porque no todos los días son iguales.
Inauguran estatua monumental dedicada a la Eucaristía en Rio de Janeiro
-
(ZENIT Noticias / Río de Janeiro, 27.08.2024).- Un nuevo monumento
eucarístico se ha erigido en el corazón de Río de Janeiro, con el propósito
de refo...
Hace 2 semanas
No hay comentarios:
Publicar un comentario