lunes, 16 de noviembre de 2009

COMO EL AIRE










Un Joven fue donde su maestro y le dijo: “Maestro, quiero encontrar a Dios”.

El maestro, sonríe. Y como hacía mucho calor, invitó al joven a acompañarlo a darse un baño en el río.

El joven se zambulló, y el maestro hizo otro tanto.

Después lo alcanzó y lo agarró, teniéndolo por la fuerza debajo del agua.

El joven se debatió por algunos instantes hasta que el maestro lo dejó volver a la superficie.

Después le pregunta qué cosa había deseado más mientras estaba debajo del agua. “El aire” , respondió el muchacho.




Muchas veces olvidamos que tenemos el aire y cuanto dependemos de él hasta que nos hace falta.Es igual con Dios, gran cantidad de personas simplemente ignoran su necesidad y hasta su existencia hasta que se ven con el “agua hasta la cabeza”

Por eso te pregunto, así como deseabas el aire cuando estabas bajo el agua,“¿Deseas a Dios de la misma manera?,” “Si lo deseas así, lo encontrarás. Pero si no tienes esta sed ardiente, de nada te servirán tus esfuerzos y tus libros. No podrás encontrar a Dios, si no lo deseas como el aire para respirar”.



Hechos 17:2828
Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos;

Salmos 84:2
Anhela mi alma y aún ardientemente desea los atrios del Señor; Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.

Salmos 63:1
Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas,













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