.







¿Por qué te agitas y confundes por los problemas que te trae la vida? Déjame controlar todas tus cosas e irán tornándose mejores. Cuando te entregues totalmente a mí, todas las cosas serán resueltas con tranquilidad, de acuerdo con mis planes.

No te frustres, no ores como apresurándome, como si quisieras forzarme a realizar tus planes. En lugar de eso, cierra los ojos de tu alma y con paz dime: "JESÚS, YO CONFÍO EN TI".

Trata de evitar esos pensamientos que te angustian al querer comprender las cosas que te pasan. No arruines mis planes tratando de imponer tus ideas, déjame ser tu Dios y actuar libremente en tu vida.

Entrégate a mí con completa confianza y deja tu futuro en mis manos. Dime frecuentemente: "JESÚS, YO CONFÍO EN TI".

Lo que más te lastima es cuando tratas de razonarlo todo de acuerdo con tus pensamientos e intentas resolver tus problemas a tu manera. Cuando me digas "JESÚS, YO CONFÍO EN TI", no seas como el impaciente que le dice al Doctor "cúreme", pero le sugiere la "mejor" forma de hacerlo.

Déjate curar por mis brazos divinos, no tengas miedo, Yo te amo. Si ves que las cosas se vuelven peores o más complicadas, aun cuando estés orando, mantente confiado en mí, cierra los ojos de tu alma, y continúa diciendo a cada hora: "JESÚS, YO CONFÍO EN TI".

Necesito mis manos libres para poder manifestarte mis bendiciones. No ates mis manos con tus absurdas preocupaciones. Satanás quiere que te frustres, hacerte sentir triste, quitarte la paz.

Confía en mí, descansa en mí, entrégate a mí. Yo hago milagros en la medida en que tú te abandonas a mí y de acuerdo con la fe que me tienes. Así que no te preocupes, dame todas tus frustraciones y duerme en paz, y siempre dime: "JESÚS, YO CONFÍO EN TI", y verás grandes milagros.
Te lo prometo con todo mi amor.

Jesús







.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

DIALOGO ENTRE DOS BEBES EN EL VIENTRE MATERNO





En el vientre de una mujer embarazada estaban dos criaturas conversando cuando una le preguntó a la otra:


—¿Crees en la vida después del nacimiento?


La respuesta fue inmediata:


—Claro que sí. Algo tiene que haber después del nacimiento. Tal vez estemos aquí principalmente porque precisamos prepararnos para lo que seremos más tarde.


—Bobadas, ¡no hay vida después del nacimiento! ¿Cómo sería esa vida?


—Yo no lo sé exactamente, pero ciertamente habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y comamos con la boca.


—¡Eso es un absurdo! Caminar es imposible. ¿Y comer con la boca? ¡Es totalmente ridículo! El cordón umbilical es lo que nos alimenta. Yo solamente digo una cosa: la vida después del nacimiento es una hipótesis definitivamente excluida: el cordón umbilical es muy corto.


—En verdad, creo que ciertamente habrá algo. Tal vez sea apenas un poco diferente de lo que estamos habituados a tener aquí.


—Pero nadie vino de allá, nadie volvió después del nacimiento. El parto apenas encierra la vida. Vida que, a final de cuentas, es nada más que una angustia prolongada en esta absoluta oscuridad.


—Bueno, yo no sé exactamente cómo será después del nacimiento, pero, con certeza, veremos a mamá y ella cuidará de nosotros.


—¿Mamá? ¿Tú crees en la mamá? ¿Y dónde supuestamente ella 
estaría?


—¿Dónde? ¡En todo alrededor nuestro! En ella y a través de ella vivimos. Sin ella todo eso no existiría.


—¡Yo no lo creo! Yo nunca vi ninguna mamá, lo que prueba que mamá no existe.


—Bueno, pero, a veces, cuando estamos en silencio, puedes oírla cantando, o sientes cómo ella acaricia nuestro mundo. ¿Sabes que? Pienso, entonces, que la vida real sólo nos espera y que, ahora, apenas estamos preparándonos para ella…








.